La mayor parte de la dirigencia del mundo, presidentes, líderes políticos, sociales y las grandes personalidades de la cultura se expresaron en contra del episodio violento ocurrido en Brasil que derivó en una intervención federal.
Las fuerzas de seguridad, también se expresaron, pero desde la omisión en el cumplimiento de sus funciones, porque así son los golpes en estos tiempos.
Combates entre policías y el ejército en Brasilia.
La oposición argentina demoró sus mensajes, pero aprovechó la oportunidad, para confundir el intento de derrocamiento de un presidente constitucional, con la intención de someter a juicio político a nuestros jueces de la Corte. Esos que en su rol histórico de poder contramayoritario, en la práctica son claramente proclives a sostener al poder real concentrado en unas pocas manos, antes que dictaminar según los intereses del pueblo al que juraron servir.
Tantos tribunales inferiores y camaristas no se pierden la oportunidad diaria de tutelar sus pedacitos de poder y defender con todo el peso de la ley a sus pequeños escritorios, antes que ocuparse de los gritos de dolor que se esuchan en los expedientes donde se clama justicia.
El poeta tenía razón al decir (hace tantos años ya):
…»la justicia argentina es dura y rancia
con el pobre que roba una gallina de una estancia,
pero se torna blanda y fina,
con quien roba la estancia y la gallina».
Nada ha cambiado en la historia judicial nacional. Solamente ha empeorado la vida de los que todo el día sufren la adicción de odiar y tratan de contagiar esa peste a través de la TV.
El odio es la peor pandemia que sufre la humanidad y no hay vacuna ni negocio que les seque la baba a los protagonistas de los medios y a sus infectados sociales.
Comprendo que en la lucha por la supervivencia las entidades parasitarias no tienen otra vía más que buscar el poder y los cargos, para servirse de ellos y dedicarse más a hacer declaraciones, que a trabajar para los pueblos.
Es un fenómeno mundial pero que en nuestra Patria a muchos ya nos produce asco.
No sirven los mesias que pregonan contra la casta política, porque ellos mismos se autoperciben miembros de otra casta de iluminados.
Negocio para millonarios y sus marionetas es la política. Nada más.
Desilusionan los mensajes de nuestros republicanos criollos siempre con segundas intenciones.
Desilusiona el futuro para los argentinos con tanto zombie infectado de odio, babeando a tiempo completo.
Desilusiona todo.