La economía es una disputa por el poder (real). Cada decisión de política, o cada falta de decisión, define quién se apropia del excedente y cómo se distribuye el poder. Si los salarios pierden, la disputa se está resolviendo en contra de los trabajadores y a favor de los propietarios del capital.
Nadie con responsabilidades en la política económica está al margen de las verdaderas disputas del poder. Por acción u omisión. Cuando la distribución del poder es desigual (los empresarios tienen más poder que los trabajadores) dejar hacer equivale a jugar para el más fuerte.
Nadie dedicado a la economía política lo desconoce. Tampoco el neoliberalismo que, aunque lo niega en el discurso para enmascararse frente al pueblo, es un aparato bien diseñado para debilitar a la clase trabajadora.
No hay prueba más irrefutable que el resultado de sus políticas.