Por Andrés Zottos
Las estadísticas dan una idea pero nunca pueden alcanzar a reflejar todas las situaciones humanas que implican en la realidad.
Desde el INDEC se dio a conocer hace pocas horas que luego de muchos años el desempleo se situó en 10,1% de la población económicamente activa, o sea que nuevamente se llega a los dos dígitos de la tasa de desocupación, otro triste récord de la decadencia y el retroceso, producto de una sumatoria de desaciertos y desencuentros.
No debe tomarse esto como un número frío, porque revela que desde la última medición trimestral casi 2000 argentinos de todos los rincones del país han quedado en la calle cada día, y pasan a engrosar los dos millones de expulsados de nuestras fábricas, comercios y servicios, sobre todo pymes, de todas las regiones, incluyendo a Salta.
También hoy la Universidad de Gral. San Martin difundió una investigación que revela que el 71% de los entrevistados aseguraron tener amigos o familiares cercanos que perdieron el empleo en los últimos tres meses, y que 6 de cada 10 argentinos teme perder su trabajo. Y la verdad es que no merecemos esta dosis adicional de angustia por lo que vendrá.
La ecuación es clara: si el PBI cae 5,8 puntos en solo tres meses no es de extrañar este aumento de la desocupación y menos que la pobreza ya supere el 33 por ciento, lo que no es admisible en un país como la Argentina.
No es posible tampoco asistir a esta vulnerabilidad social que se ve con claridad cuando un apagón gigantesco nos deja a oscuras, y se multiplican los miedos al descubrir la imprevisión y la falta total de estrategias.
Aquí es donde creo que es hora de comenzar a dar una respuesta federal, desde cada provincia, para acotar y comenzar a revertir esta política que nos condena a eternas asimetrías y al colapso a las economías regionales.
No podemos seguir esperando el cambio desde las políticas nacionales, Salta se tiene que poner de pie, desde sus ventajas productivas, sus esfuerzos emprendedores y el compromiso de su gente.
Por eso en el Día de la Bandera convoco a todos los salteños a levantarla bien alto, porque en sus colores no existe la desunión que nos viene quitando las esperanzas.
Hoy más que nunca tenemos que levantar la celeste y blanca del trabajo digno, de la honestidad y del encuentro de todos los entendemos que vivir en paz es nuestra mayor obligación.
*Diputado Nacional por Salta